Mons. Aguer señaló cuáles son las claves de una buena cuaresma
Tras un saludo a los televidentes de Canal 9, por el que ahora se transmite el programa Claves para un Mundo Mejor, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, se refirió a la Cuaresma, cuyas claves para vivirla son la oración, el ayuno y las obras de misericordia.
Hoy quiero hablarles -comenzó diciendo- sobre estos días que corren, que son los de Cuaresma. Ya está avanzada y tengo la impresión, que quiero trasmitirles con cautela, de que en los últimos años la Cuaresma nos pasa por encima y no le llevamos el apunte. La Cuaresma pasa sobre nosotros, pero nosotros no pasamos por ella.
Estamos pensando -continuó su reflexión- en cinco mil cosas. A lo mejor el Miércoles de Ceniza fuimos a la iglesia para que nos impusieran las cenizas, pero también sabemos que la Cuaresma dura cuarenta días de preparación para la Pascua y hay que prepararse para eso. Si uno quiere de veras celebrar la Pascua, renovar las promesas del Bautismo en la Noche Pascual, es necesario prepararse y la preparación es la Cuaresma, porque desde siempre, desde hace siglos y siglos, la Iglesia ha enseñado que la preparación cuaresmal implica ocuparse de tres cosas especialmente: la oración, el ayuno y la misericordia.
Sobre la oración, el prelado platense dijo que en estos cuarenta días no debemos limitarnos a decir alguna oracioncita, como hacemos, a lo mejor, a la mañana y a la noche, sino que debemos tener en cuenta que la oración es una conversación personal con Jesús, es abrir el corazón para que el Espíritu Santo nos ayude a rezar bien el padrenuestro. No a los apurones sino bien, de verdad, y hasta podríamos pasarnos el día entero meditando en el padrenuestro. Por eso les digo que la oración es el primer ejercicio de Cuaresma.
Junto con la oración está el ayuno, sobre el que monseñor Aguer comentó: Ahora la Iglesia nos pide ayunar sólo dos días en el año nada más: el Miércoles de Ceniza cuando empieza la Cuaresma y el Viernes Santo en recuerdo de la muerte de Jesús, y explicó: Desde siempre se dijo que ayunar es comer menos de lo habitual, por ejemplo, tomar el desayuno y algo frugal al terminar el día. Un santo papa, San León Magno, decía que más vale privarse de los vicios que privarse de los alimentos. Es decir ayunemos, pero privándonos de ciertos gustitos que nos damos a cada rato y de un gustazo que es el de consumir; el consumismo es necesitar cosas que no necesitamos, el comprar cosas que nos faltan y que en realidad no necesitamos. Me parece que el ayuno hay que interpretarlo así: una vida más sobria, una vida más austera y evadirnos de esa fiebre consumista que atrapa a todo el mundo.
Monseñor Aguer se refirió luego a la tercera clave de la Cuaresma, la misericordia, que significa ser abierto y tener un corazón grande para los que más necesitan. Por ejemplo, aquello de lo que uno se priva ayunando como una cervecita o un cigarrillo-, eso lo guardo y hago una obra de misericordia. El papa Francisco, en su Mensaje de Cuaresma para este año nos dice que la misericordia es estar atento a lo que necesita el otro que tenemos a nuestro lado. En primer lugar la misericordia empieza por casa, por ser buenos con los que tenemos cerca, ser buenos con aquellos que se nos acercan, no mirar con mala cara sino al contrario con benevolencia, y querer bien al otro.
¡Qué distinto andaría el mundo si hubiera misericordia! Para que la haya tiene que haber ayuno en el sentido que les he explicado, tiene que haber oración, acordarnos de Dios y que Dios tenga mucho que ver en nuestra vida, que aparezca en nuestra vida.
Pues bien -concluyó el arzobispo-, todo esto es la Cuaresma que tenemos que aprovechar, porque si no lo hacemos ¿cómo vamos a prepararnos para la Pascua? Les dejo esta exigencia del Evangelio, de la Iglesia, de hacer seriamente la Cuaresma para que podamos pasar felizmente la próxima Pascua.+