Miércoles de Ceniza, punto de partida en el camino hacia la reconstrucción de las personas
El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea recordó que Jesús nos regenera, nos hace nacer de nuevo por su muerte y Resurrección. Hacia esa verdad, hacia esa realidad nueva, vamos a caminar en toda esta Cuaresma, pero consideró que para esto es necesario dejar que el Espíritu obre, dejar que ese polvo que somos vaya siendo reconstruido por el amor de Dios, por el amor de Jesús y que Él nos regale en Pascua por el amor, una vida nueva.
Para esto tenemos que poner lo nuestro. Lo nuestro: el ayuno, la oración, la limosna. Aquello que sale de eso poco que somos pero que quiere marcar la disponibilidad que nosotros tenemos para dejarnos inundar por el amor, subrayó en su mensaje para el Miércoles de Ceniza, que da inicio al tiempo cuaresmal.
El prelado precisó que este día busca ponernos a la altura de ese amor, que nosotros podamos a través de pequeños gestos, del ayuno de ese día, que es como un pequeño entrenamiento que nos dispone mejor para la oración, para las obras buenas, para la verdadera sensibilidad fraterna, que podamos estar abiertos al amor de Dios.
Reconocer nuestra pequeñez es tan importante. Sin humildad verdadera, sin este ser de la tierra, del polvo no podemos dejar que el Señor obre, advirtió.
Monseñor Ojea expresó su deseo de que este Miércoles de Ceniza pueda obrar en nosotros esta limpieza de nuestra mirada, esta limpieza de nuestro modo de escuchar, este renovar en nuestro camino después de haber ido a las fuentes, al inicio y abrirnos a la acción de Dios durante todo este tiempo para vivir hondamente la Pascua.
Que Dios los bendiga y que a partir del Miércoles de Ceniza podamos iniciar un camino nuevo un camino de reconstrucción de nuestras personas, concluyó.+