¿Por qué Jesús fue carpintero? ¿Por qué no agricultor, pastor de ovejas, pescador o un maestro de la Ley? Si, hemos escuchado que la vida de Jesús había sido planeada, que Él venía con un gran propósito, su vida fue escrita y profetizada con detalle desde los comienzos, que debía el Verbo Encarnarse y vivir como hombre, sentir como hombre y someterse a una vida ejemplar pasar pena de todas las tentaciones y tentaciones.
Entonces, El que Jesús haya sido carpintero tendría que tener un valioso significado para nuestras vidas, nos quería decir algo. Algunas veces escuche que Él había sido carpintero porque era profesión humilde, otros que era una profesión bien paga, porque la tradición decía que el hijo mayor seguía la profesión del padre (José era carpintero), otra ves me dijeron que era porque el carpintero crea con sus manos, y otras más. Todas esas me parecieron validas y tienen sentido.
Pero lo que leí y te comparto, me hizo meditar, espero te guste.
El autor interpreta:
Él fue un carpintero porque iría a morir con las mismas herramientas con las que siempre trabajó. Él pasó por el caos del estrés desde su adolescencia.
El joven Jesús trabajaba diariamente con martillos, con clavos y con madera. José, su padre, debe haberle alertado varias veces al niño Jesús para que tuviese cuidado en el uso del martillo, pues podría herirse. De acuerdo con Lucas, desde los doce años Jesús ya manifestaba que sabía cuál era su misión y, por eso, tal vez supiese su destino. Solamente eso explica por qué anunció claramente a sus íntimos la manera como moriría, antes de que hubiese cualquier amenaza en el aire (Marcos 9:31).
El niño Jesús sabía que un día sería herido de manera violenta con las herramientas que manipulaba. Cada vez que clavaba un clavo en la madera, probablemente tenía conciencia de que sus muñecas y pies serían clavados en la cruz.
La Virgen María, una madre tan delicada y observadora, debía sacar las astillas de madera del joven Jesús. Cada vez que llegaba herido, ella debía pedirle que cuidase mejor de si mismo, pues sus herramientas eran pesadas y peligrosas. Pero, en la mente del único joven que sabía cuándo y cómo iría a morir, Él grababa en el corazón las palabras de su madre y reflexionaba sobre el drama que lo aguardaba.
Al oír los consejos de su madre, tal vez dijese: - Gracias, madre, por tus consejos. Tataré de tener más cuidado al usar esas herramientas, Pero un día ellas serán usadas en mi calvario.
NO HE VENIDO A LLAMAR A LOS JUSTOS, SINO A PECADORES AL ARREPENTIMIENTO.
Lucas 5:32
Evangelio San Mateo 13,54-58.
Un día se fue a su pueblo y enseñó a la gente en su sinagoga. Todos quedaban maravillados y se preguntaban:
¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Y de dónde esos milagros?
¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María, y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas!
Sus hermanas también están todas entre nosotros, ¿no es cierto? ¿De dónde, entonces, le viene todo eso? Ellos se escandalizaban y no lo reconocían.
Entonces Jesús les dijo:
Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es en su patria y en su propia familia.
Y como no creían en él, no hizo allí muchos milagros.
¡El carpintero!
¡Con cuanta facilidad olvidamos este titulo de Jesús! No solo nació en un establo; también se gano la vida como simple carpintero. No perteneció al selecto grupo de los doctores de la Ley, ni fue educado como un rabino (¿Cómo serían las manos de Jesús?).
Sus paisanos se asombran de su sabiduría y de los grandes milagros que se realizan por sus manos, pero en la sencillez del carpintero no lograron ver al profeta, al enviado de Dios que traía la salvación.
También ahora nos cuesta ver. Pero Dios es Dios: Tiene paciencia y nos ama. Sigue enviando profetas, sacerdotes, religiosos/as y laicos/as, anunciadores y testigos de su mensaje y de su amor misericordioso.
Más aún: todos los seguidores de Jesús somos profetas: anunciadores y testigos del amor de Dios con la palabra y el ejemplo.
Querido Jesús, el carpintero: Auméntame la fe. Ayúdame a ser testigo de tu amor.