Jesucristo: Hijo, no eres aun fuerte y prudente amador.
El Alma: ¿Por qué, Señor?
Jesucristo: Porque por una contradicción pequeña, faltas en lo comenzado, y buscas la consolación ansiosamente. El constante amador está fuerte en las tentaciones, y no cree a las persuasiones engañosas del enemigo. Como Yo le agrado en las prosperidades, así no le descontento en las adversidades.
El discreto amador no considera tanto el don del amante, cuando el amor del que da. Antes mira a la voluntad que a la merced; y todas las dádivas estima menos que el amado. El amador noble no descansa en el don, sino en Mí sobre todo don. Por eso, si algunas veces no gustas de Mí o de mis Santos tan bien como deseas: no está todo perdido. Aquel tierno y dulce afecto que sientes algunas veces, obra es de la presencia de la gracia, y gusto anticipado de la patria celestial, sobre lo cual no se debe estribar mucho, porque va y viene. Pero pelear contra las perturbaciones incidentes del ánimo, u menospreciar la sugestión del diablo, señal es de virtud y de gran merecimiento.
No te turben, pues, las imaginaciones extrañas de diversas materias que te ocurrieren. Guarda tu firme propósito y la intención recta para con Dios.
Ni tengas a engaño que de repente te arrebaten alguna vez a lo alto, y luego te torne a las pequeñeces acostumbradas del corazón.
Porque más las sufres contra tu voluntad que las causas; y mientras te dan pena y las contradices, mérito es y no pérdida.
Persuádete que el enemigo antiguo de todos modos se esfuerza para impedir tu deseo en el bien, y apartarte de todo ejercicio devoto, como es honrar a los Santos, la piadosa memoria de mi pasión, la útil contrición de los pecados, la guarda del propio corazón, el firme propósito de aprovechar en la virtud.
Te trae muchos pensamientos malos para disgustarte y atemorizarte, para desviarte de la oración y de la lección sagrada. Desagrádale mucho la humilde confesión; y si pudiese, haría que dejases de comulgar. No le creas, ni hagas caso de él; aunque muchas veces te arme lazos para seducirte. Cuando te trajere pensamientos malos y torpes, atribúyelos a él, y dile:
"Vete de aquí, espíritu inmundo; avergüénzate, desventurado; muy sucio eres, pues me traes tales cosas a la imaginación. Apártate de mí, malvado engañador; no tendrás parte ninguna en mí; mas Jesús estará conmigo como invencible capitán, y tú estarás confundido. Más quiero morir y sufrir cualquier pena que condescender contigo. Calla y enmudece, no te oiré ya aunque más me importunes. El Señor es mi luz y mi salud. ¿A quién temeré? Aunque se ponga contra mi un ejercito, no temerá mi corazón. El Señor es mi ayuda y mi Redentor."
Pelea como buen soldado; y si alguna vez cayeres por flaqueza de corazón, procura cobrar mayores fuerzas que las primeras, confiando de mayor favor mío, y guárdate mucho del vano contentamiento y de la soberbia. Por eso muchos están engañados, y caen algunas veces en ceguedad casi incurable. Sírvate de aviso y de perpetua humildad la caída de los soberbios, que locamente presumen de sí.
Libro tercero - Capítulo VI
DE LA PRUEBA DEL VERDADERO AMOR.
IMITACIÓN DE CRISTO - Tomas de Kempis
Este presente es para hacerles llegar un sitio web destinado al Rezo del Santo Rosario para aquellas personas que estando solas, puedan sentirse acompañadas en una oración continua con Jesús y la Virgen María.
"El Rosario es uno de los signos más elocuentes del amor que las generaciones jóvenes sienten por Jesús y por su Madre, María"
La devoción de los Siete Dolores de la VIRGEN MARÍA
La devoción al SAGRADO CORAZON DE JESUS y la práctica de los Nueve Primeros Viernes
LA ÚLTIMA CIMA nos muestra un tipo de sacerdote del que nadie habla: los sacerdotes generosos, alegres, serviciales, humildes. Sacerdotes anónimos que sirven a Dios, sirviendo a los demás. Pablo es, nada más y nada menos, que un buen cura.
Pablo, sacerdote, sabía que iba a morir joven y deseaba hacerlo en la montaña. Entregó su vida a Dios... y Dios aceptó la oferta. Ahora dicen que está vivo. Pablo era conocido y querido por un número incalculable de personas, que han dejado constancia de ello después de su muerte.
LA ÚLTIMA CIMA muestra la huella profunda que puede dejar un buen sacerdote, en las personas con las que se cruza. Y provoca en el espectador una pregunta comprometedora: ¿también yo podría vivir así?
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